sábado

El tiempo, el tiempo

Siempre que llevo un diario (y en este caso el blog de Olivia, que se parece tanto a uno), me gusta revisar y ver cómo estaba hace un año, hace dos, en qué pensaba y qué hacía. Hoy, por casualidad, me puse a revisar mis posts del 2007 y hace exactamente un año escribí esto y es chistoso todas las cosas que han pasado y cómo ahora todo es superdistinto de cómo fue el año pasado y es lindo que todo sea distinto.
Yo no pensé que ya va a ser un año de esa historia triste de Oasis, es increíble cómo ha pasado el tiempo, a tanta gente que he conocido desde entonces, tantas locuras que pasaron y lo bien que me siento ahora, con el corazoncito curado y con muchas ganas de nuevas cosas y con muchos nuevos retos.
Eso, es bueno volver atrás y ver que todo va pasando por algo y que vamos creciendo y aprendiendo, que no podemos quedarnos en el pasado porque el futuro es mucho mucho más alucinante. ¡Que viva el tiempo! ¡Salud!

S. y la obligación de no quejarse

Conocí a S. el año pasado. Bueno, decir que la conocí es un poco inexacto porque nunca he visto su cara ni he escuchado su voz. Solo sé que existe porque la tengo en el messenger y porque todos los días, gracias, desde octubre aprendo algo nuevo sobre el oficio del editor y sobre la obligación de no quejarse.
Resulta que S. tuvo hace mucho tiempo un accidente grave que le trajo terribles consecuencias, al punto que ni los médicos logran entender cuál es el milagro que la mantiene viva. Su vida transcurre entre el hospital y la casa y siempre tiene que estar conectada a máquinas que le dan lo que su cuerpo no puede producir.
Sin embargo, pese a todos los inconvenientes que le trae su enfermedad, ella es una de las personas más activas que conozco. Es esta actividad la que la mantiene viva. Ella no se deja morir en una cama y busca cada vez cosas que hacer y maneras de ayudar a otros y de ayudarse. Ella dice que todo es una terapia, y seguro lo es, pero yo creo que la cosa va más allá: es una cuestión de sacarle el jugo a la vida y de aprender a vivir cada uno de los instantes que tienes como si realmente fuera el último.
Yo tiendo a quejarme frecuentemente y por todo, por ejemplo, llevo trabajando casi sin para como tres semanas y siento que no puedo con mi vida, pero de pronto me acuerdo de S. y caigo en la cuenta de lo pequeños que son mis problemas y de lo poco que hago para minimizarlos. A veces pasa que no nos damos cuenta de lo afortunados que somos, de lo completos y lo sanos y lo llenos de vida que estamos, de los millones de cosas que hay a nuestro alrededor.
Qué pena que siempre tenga que haber personas como S. para hacernos caer en cuenta de nuestra estupidez en lugar de ser capaces de agradecer nada más al abrir los ojos.

miércoles

Ay, la buena estrella

Al final nuevamente me salvó mi buena estrella, mi angelito de la guarda que hace horas extras, Diosito que nunca me abandona, en fin.
Cuando pasan estas cosas siempre me pregunto si no estaré desperdiciando mi vida, o sea, es como que recibo y recibo regalos y nunca sé si estoy a la altura de tanta generosidad y de tanto cariño y de tanta suerte. Yo creo que esto va más allá de la suerte y que tarde o temprano me tocará rendir cuentas de lo que he hecho con tanto bono extra que recibo.
Bueno, solo agradeceré y trataré. como siempre trato, de estar a la altura de las circunstancias y de hacer bien todo lo que hago, supongo que esa es una manera de pagar y de retribuir. Eso...

lunes

Procedimientos

Hoy me acabo de meter en un lío en el trabajo por no seguir los procedimientos correctos mmm. Yo siempre he pensado que a veces los medios no son tan importantes para llegar a los fines, siempre y cuando, eso sí, los medios no hagan mal a terceros. El problema es que siempre termina habiendo terceros que tienen que sufrir las consecuencias de tu uso de los medios.
Bueno, espero que este asunto no vaya a mayores, pero acabo de sacar una lección importante en todo caso: no debo confiar tanto en mi buena estrella, hay cosas que sí necesitan de reglas y de pasos para poder realizarse. Ay, ojalá las cosas no pasen a mayores.