viernes

Puntos suspensivos

Hace mucho tiempo que no escribo nada en el blog. No es que no tenga qué decir, sino que es una de esas épocas en las que no aparecen las palabras. Hoy me dio ganas de volver. Desde el último post no ha pasado mucho: mi ex no quiere irse y siempre está pululando por ahí, yo no respondo las llamadas ni los mensajes, yo sigo con la firme intención de que esto se acabó y quiero que así sea. No sé si él sigue insistiendo porque de verdad me ama o es un capricho, yo pienso que se trata más de lo segundo. O no sé... Yo no dejo nunca de pensar en PJ y tampoco sé si es que lo que sentí fue tan fuerte o un capricho, o la maña de pensar en alguien que no está para no hacerle frente a la realidad. No sé... Hay tanto que no sé. Ayer salí con un amigo a tomar unos tragos y yo le contaba que estoy en esta época en la que no quiero nada con nadie, nada de nada, ni sexo ni amor, ni dramas ni esperanzas, ni sonrisas ni bailes, nada. Y su conclusión fue que estoy deprimida. No me había puesto a evaluar esa posibilidad, más bien he pensado que se trata de una etapa de transición, pero ¿será que este no querer nada es una especie de bloqueo que me he puesto para no admitir que me siento mal? No lo sé... no sé si quiero ahondar en esto tampoco. En realidad no me siento tan mal con mi nueva soltería, a veces sí, cuando necesito un abrazo o un poquito de subida de autoestima, y, claro, me despierto por el lado equivocado y me pregunto si soy tan fea para que nadie quiera invitarme ni siquiera un chicle. Creo que no extraño tener un novio, lo que extraño es tener levantes, alguien que se preocupe por mí y me haga sentir especial, y mientras eso pasa el reloj biológico sigue avanzando. Eso, estas reflexiones son solo botellas al mar. Luego vienen, por el momento, los puntos suspensivos....