martes

Olivia 3.4 reloaded

Ya es 11 de enero, y empieza el año nuevamente, acabo de quemar un pequeño monigote que tenía escrito todo lo que quiero quemar para este año, la casa huele a humo pero me siento muy bien.
El año que pasó fue un año definitivamente malo, malísimo, asqueroso, creo que pocas veces en la vida me he sentido tan deprimida como me sentí buena parte de este año que pasó. Pero ya pasó, ya es un nuevo año y espero que este sea mucho mejor, bueno, no solo espero, estoy muy segura de que va a ser así.
¿Evaluación del año? Malo, ya lo dije. Pasé gran parte flagelándome por haber sido todo lo que fui, por haber dejado que abusaran de mí, no solo en cuestión amores sino también en cuestión trabajo, pero creo que al final me doy cuenta de que todo eso fue para fortalecerme, para enseñarme a no dejarme. En el trabajo el año terminó mucho mejor, y creo que en ese sentido, en ese nivel aprendí más rápido. En cuestiones de amores no aprendo tan rápido, recién, hace un par de semanas, volví a recaer, una historia de la que no vale la pena hablar, pero al final me doy cuenta de que no importa, de pronto las lecciones no se aprenden tan rápido pero se aprende con el tiempo a ser más fuerte, y creo que lo lograré, poco a poco, un día a la vez, pero lo lograré.
Este ha sido un año en el que me he sentido sola, muy sola muchas veces, casi todas mis amigas solteras han encontrado un amor este año y me alegro mucho, muchísimo, pero es inevitable que novio mate a amiga y me he ido sintiendo sola.
También me da pena haber perdido a algunos amigos, no por peleas sino porque la vida es así, la gente se va, se separa, cambia y no hay nada que una pueda hacer, pero también están esas amistades que se fortalecen, que viven, que continúan. De hecho creo que el mejor regalo como siempre son mis amigos, los que quedan, los que me ayudan a seguir, con sus palabras, con su compañía, con su risa, o solamente con su estar y con su dejarme estar.
2011 fue duro, pero ya terminó. Terminó con un angelito más en el cielo, con mi abue preciosa que estoy segura de que ahora mismo está rezando por mí, cerquita de Dios, están también mis angelitos, ese Dios que me acompaña y que siempre me hace sentir que más adelante hay algo. Últimamente estoy tratando de volver a mí, de retomar esa espiritualidad que había perdido, de volver a acercarme a mi Diosito y encontrar en él y adentro mío también esa esencia que he perdido, que se ha llenado de ceniza.
Para este año, como deseo de cumpleaños quiero salud, trabajo y, sobre todo, un hombre bueno, que me quiera y se deje querer, ya es hora de que llegue y estoy segura de que va a ser así, por el momento voy a tratar de desbrozar el camino, de volverme mucho más luminosa para todo lo que bueno venga a mí, y rebote, por supuesto, a mis amigos maravilosos y a la familia espectacular con la que Diosito me ha bendecido.
Y eso, bienvenidos 34, ya son full años.

lunes

Cromo repetido no llena el álbum

Gran parte del año que pasó me la pasé autoflagelándome, echándome a la cara lo boba, lo antiprevisiva, lo permisiva, etc. que he sido en mi vida, sobre todo a raíz de mi última experiencia amorosa. Gran parte de este año que pasó, igual, me la pasé reflexionando sobre lo que quiero en mi vida y lo que no. He descubierto patrones de mis relaciones que no quiero repetir. Y no solo en relación con lo amoroso, también con lo profesional. Pero, bueno, el objeto de esta entrada es hablar de los patrones amorosos que no quiero repetir. No quiero hombres a los que les valga mierda, que quieran conquistar mi cuerpo pero les valga un huevo mi corazón, que no hagan un esfuerzo por estar conmigo, que sean egoístas, que sean tacaños, que no se den un momento para pensar en mí, que solo vean su lado de la moneda (o de la cama o de la relación), no quiero repetir historias que ya he vivido. No quiero hombres que no me traten con respeto, o con cariño, o con igualdad. No quiero seguir repitiendo los patrones que he repetido, quiero encontrar al hombre bueno que luche por merecerme y que me haga sentir que vale la pena luchar por él. Este año que pasó, que ha sido difícil, fuerte, me ha dejado enseñanzas importantes y una de ellas es que mi lugar en el mundo es importante, que Olivia es una mujer excepcional que se merece a un hombre excepcional y un amor excepcional. Gran parte de este año pasé autoflagelàndome y mirando lo peor de mí, pero eso mismo me ha llevado a darme cuenta de que esta Olivia es muy distinta a la de antes y que no puede repetir los mismos patrones, quiero llenar el álbum y ganarme el premio, si sigo coleccionando cromos iguales no voy a lograr nada. He dicho.