domingo

De procesos y caminos largos

Para variar, hace tiempos que no escribo. La verdad estoy metida en un proceso extraño, rico, maravilloso, pero muy extraño para mí: el proceso de quererme como me merezco que me quieran. Estoy haciendo varias cosas que implican salir de la zona de confort y eso a veces asusta, pero también emociona, es como explorar esos caminos vírgenes a los que uno no se mete por miedo a las bestias. Mi zona de confort siempre ha sido la moreliada, me acostumbré demasiado a quejarme por absolutamente todo, a ver el vaso medio vacío, si no vacío del todo, todas las veces. Me acostumbré a ser la pobrecita de mí porque esa era la manera de conseguir cariño,. o al menos eso creía mi inconsciente. Sin embargo, todo este comportamiento solo ha logrado con el tiempo alejarme de mucha gente (lógico, todo el mundo tiene sus complicaciones como para escuchar las complicaciones, a veces inventadas, de otros) y no solo del resto de gente, sino alejarme de mí.
Y resulta que salir de esa zona de confort, tan absurda, pero de cierto modo cómoda, no es tan fácil. Dejar los comportamientos a los que te has acostumbrado toda la vida no es sencillo porque están arraigados en ti, es como si una pensara que ser así es la única manera de sobrevivir. Y resulta que no, que una no está aquí para sobrevivir sino para vivir, para querer, para ser querida, para gritar y bailar y aprender, sobre todo para aprender. Estoy tratando, como decía de ver el vaso medio lleno, de dejar la moreliada, de aprender a estar conmigo, a quererme, a cuidarme. Me veo a veces como una niña chiquita que necesita todos mis cuidados, como alguien a quien tengo que enseñar a crecer y a prepararse para el mundo. Talvez empezar este proceso a los 34 parezca un poco extemporáneo, pero no lo es, hay que empezar en algún momento y qué mejor momento que ahora.
Alguna vez, en algún post, hablé de los caminos largos, de que a mí siempre me han tocado caminos largos en lugar de caminos cortos, y de que son una prueba para mi impaciencia, pues este proceso es un camino largo, pero en este camino largo debo aprender a caminar, a ver el paisaje, a quererme mucho como me merezco que me quieran, nadie va a llegar a mi vida a llenar espacios que yo misma no me puedo llenar, no puedo darle a nadie ni exigir de nadie lo que no tengo, tengo que iluminar mu camino, y aunque el proceso sea largo debo enfocarme en ese vaso lleno.
Y eso, divagando ando.