martes

Una licencia para la nostalgia


Hoy me voy a dar una licencia. Un permiso chiquito de nostalgiar. Fue mi dìa libre del trabajo, una tarde preciosa de martes. Y de pronto, caminando por las calles del barrio me vino una nostalgia. Recordé una tarde de martes que no parecía martes, porque de alguna manera el tiempo y la vida se habían detenido en mi casa para darnos el chance de pasar juntos el dìa, de compartir esa estación en el camino en la que no te preguntas hacia dónde vas sino que te dejas estar.

Fue bonito. Fue bonito despertar y mirarlo a mi lado, como tantas veces lo había querido. Fue bonito despertarse, tener sexo otra vez y quedarse ahí, en la cama, sin importar que fuera martes y que hubiera que ir a trabajar. Fue bonito salir solo para comprar las pelis que íbamos a ver toda la tarde. Y comer en la casa y verlo trabajar en mi compu y dormir en mi cama y quedarse un rato en mi vida. Sí, da nostalgia. Nostalgia de esos días en que te cierras la boca para no decirte lo evidente, que mañana se acaba, que no hay 'futuro', en fin. Fue bonito.

Y para seguir con la licencia, también pensé en qué hubiera pasado si las cosas se hubieran detenido en esa tarde de martes, si alguno de nosotros hubiera hablado y hubiera preguntado en voz alta qué era lo que hacíamos ahí, por qué no nos quedábamos así por un largo rato, por qué no hacíamos de ahí en adelante de todos los días un martes. Pero nunca sucedió y a las siete el hechizo se rompió y solo fuimos dos caminando por la calle, sin tomarse de la mano, sin mirarse a los ojos, solo con la urgencia de coger un taxi para direcciones distintas y separarnos y olvidar que algún día fue martes.

Hasta aquí la licencia. Hasta aquí las nostalgias.

1 comentario:

Ti. dijo...

si de licencias es la cosa, conozco más de uno (incluyéndome)que necesita una, nosolo par martes sino para jueves viernes y fines de semana, mañnas de mayo, amnaceres de junio y cuplaños en octubre. ¿Dónde consigo una con de urgencia?