domingo

Trabajo...

Todas las semanas me llega un poema de Enfocarte, y casi siempre son muy buenos, este de aquí me gustó mucho. Hace tiempo que estaba pensando en este asunto, en cómo todo lo que hacemos, todo lo que tenemos, hasta lo más mínimo, es producto del trabajo de muchas manos, de muchas personas anónimas que hacen que tu vida sea 'confortable'. Casi nunca nos ponemos a pensar en esa enorme cadena de esfuerzos que se origina para que podamos comer, vestirnos, movilizarnos, en fin, 'vivir'.
Últimamente la situación en el país está muy difícil, sobre todo por lo de las inundaciones, y han salido a la luz muchos de esos rostros ocultos: los pequeños productores de leche, los de arroz, los de carne, los de granos, mucha gente que vive de sus sembríos y que se ha quedado sin nada porque sí, porque el clima es inclemente y porque nunca se toman las medidas necesarias con anterioridad para paliar en algo el embate de la naturaleza y todo lo que eso representa. Es muy triste ver a la gente que se queda sin nada, sin su casa, sin su tierra, sin su estabilidad, incluso sin miembros de su familia, y ver que por más que la solidaridad se manifieste en cada momento no es suficiente, porque al final nada puede devolverles lo que perdieron, lo que habían trabajado con tanto esfuerzo. Eso...

Trabajo

Cintio Vitier

Esto hicieron otros
mejores que tú
durante siglos.
De ellos dependía
tu sensación de libertad
tu camisa limpia
y el ocio de tus lecturas
y escrituras.
De ellos depende
todo
lo que te parecía natural
como ir al cine
o estar triste, levemente.
Lo natural, sin embargo, es el fango,
el sudor, el excremento.
A partir de ahí, comienza
la epopeya, que no es sólo
un asunto de héroes deslumbrantes,
sino también
de oscuros héroes, suelo de tus pisadas,
página donde se escriben las palabras.
Deja las palabras, prueba
un poco lo que ellos hicieron, hacen,
seguirán haciendo
para que seas:
ellos,
los sumidos en la necesidad
y la gravitación,
los molidos por los soles implacables
para que tu pan siempre esté fresco,
los atados
al poste férreo de la monotonía
para que puedas barajar todos los temas,
los mutilados
por un mecánico gesto infinitamente repetido
para que puedas hacer
lo que te plazca con tu alma y con tu cuerpo.
Redúcete como ellos.
Paladea el horno,
come fatiga.
Entra un poco, siquiera sea clandestinamente,
en el terrible reino de los sustentadores
de la vida.

sábado

El hombre de mis sueños

Hoy PJ me dijo algo así como que soy la mujer de sus sueños y que no piensa dejarme ir, lindo, ¿será cierto? ¿Existe de verdad la persona de tus sueños? La cosa es que desde que tienes conciencia de que en alguna parte existe una media naranja, un alma gemela, la papita de tu locro o lo que sea, te dedicas a soñar en ella y a ponerle cuantos aditamentos permita tu imaginación: alto, guapo, inteligente, deportista, con su profesión, rico, independiente, que haya viajado, cariñoso, detallista, etc., etc., etc. En fin, son muchos los adjetivos que una le pone al hombre de sus sueños, quizá porque solo es eso, un sueño, y una lo alimenta como alimenta la barriga para pasar el hambre. La cosa es que al final, cuando el globito en el que se ha convertido el hombre de tus sueños está tan inflado te das cuenta de que no existe, al menos tal como lo soñaste, y se te pierde por los cielos.

Ojo que no digo esto como una queja, no. Lo que pasa es que una se crea una imagen tan etérea que es imposible simplemente porque la perfección no existe. Además, no te lleva mucho tiempo darte de narices contra el pavimento y ver que no hay un hombre así, que reúna las ochenta mil características que le has puesto en años de soñar despierta.

Además, a medida que creces te vas dando cuenta de que eso del hombre de tus sueños, aparte de ser un engaño, es bastante peligroso porque te impide ver toda la gama que tienes a tu alrededor. Me he encontrado en la vida con patanes, sí, la bola, pero también hay hombres buenos que pululan por ahí, pero que no son perfectos (y gracias a Dios) y a los que no paramos mucha zona porque tenemos la imagen hecha.

Bueno, y aparte está lo de que cuando creces te vuelves más exigente, o sea esperas alguien que al menos sea como tú y se vuelve a lo mismo: guapo, inteligente, independiente, etc. Y también van cambiando tus prioridades, por ejemplo, sabes que es difícil encontrar en Ecuador un hombre alto, pero pides que al menos se vea bien contigo; o hay las condiciones sobre las que no das el brazo a torcer (en mi caso, por ejemplo, no me gustaría que viva con sus padres), aunque sabes que no debes escupir al cielo.

Ya me hice muchas bolas, pero la cosa es que no creo mucho en que encuentre al hombre de mis sueños. Hay hombres, sí, con los que he querido quedarme, que no son perfectos mas se acercan a lo que yo simplemente soñé (parafraseando a Pablo Milanés), pero es quizá esa imperfección lo que los hace adorables. PJ, por ejemplo, es adorable, aunque en muchos parámetros no esté ni cerca de la imagen que me construí durante toda la vida. Por el momento siento que quiero quedarme, que es lindo tener su compañía durante el viaje, y eso, solo eso, el simple hecho de su compañía y de su presencia, es lo que estoy disfrutando y celebrando, dure lo que dure.

lunes

¿Qué será de las palabras?

Ya había hablado aquí de mi falta de palabras, de la poca inspiración que ahora tengo, de la pereza que me da hasta escribir un mail, de que siento que hay mucho que decir pero no puedo decirlo. En fin, tampoco hoy tengo nada que decir, solo que extraño el tiempo en que cualquier historia era pretexto para un cuento, para otra historia, para una nueva mirada; en que cada sentimiento o cada imagen motivaba una cascada y algunas cosas que hasta me parecieron genialidades.
Sé que es una etapa más, que a veces cuando una está bien no tiene mucho que decir, cuando debería ser al revés, porque ahora siento que hay mil imágenes y mil historias que quiero gritar y las palabras no colaboran. Quizá sea cuestión de práctica o de darme tiempo o de interiorizar, qué sé yo, pero de que hacen falta hacen falta.
Eso, ojalá el dios de las palabras se apiade de mí y me ayude con lo que me falta: palabras, que yo pongo las historias.

jueves

Soles y bemoles

La vida es muy extraña, de verdad. Empecemos por las malas noticias: no me saqué la beca que estaba esperando con todas mis ansias. Y lo que más iras me da es que no fue por incompetente sino porque no tengo palancas.
Este semestre no tengo materias en la U, lo que es una pena no solo para mi bolsillo sino porque las clases me llenan y le dan mucho sentido al resto de cosas que hago.
Buenas noticias: tuve una notaza en la maestría.
Además, mi sobri me cantó por teléfono la canción del moco (tengo un moco, lo saco poco a poco, lo redondeo, lo miro con deseo y me lo como y como sabe a poco emepiezo una vez más), que es asquerosa es tan gracioso oírla en su voz.
Y después de las malas noticias de las clases y sobre todo la de la beca, llegó PJ a reconciliarme con el mundo.
En fin, la cosa es que siempre por cada cosa triste suceden dos buenas, lo malo es que a veces dejamos que las malas opaquen a los detallitos que hacen que la vida tenga sentido. Eso, de verdad que lo de la beca es muy triste, un golpe muy bajo, pero al menos tengo algunos planes b en los que me tocará trabajar.