miércoles

Otro ángel en el cielo

Este finde que pasó fue un finde triste, se fue mi abuelita, falleció el sábado de madrugada y no pudimos llegar a tiempo, cuando llegamos ya había muerto. Y fue muy triste. Sin embargo, la certeza del recuerdo y del ejemplo que nos dejó lo que me hace recordarla con alegría. Murió a los 95 años, en febrero la festejamos con un farrón, toda la familia. Solo la familia que se congregaba a su alrededor ya era suficiente para armar fiesta en cualquier parte, tuvo siete hijos, 21 nietos, otro tanto de bisnietos y cinco tataranietos, una descendencia muy grande, de la que siempre fue el centro. Recuerdo que cuando cumplió los 95 ya se puso a pensar en cómo iba a ser su fiesta de los 100. Ella siempre era así, siempre estaba mirando hacia adelante.
Estos días, en los que he pensado mucho en cómo era ella, he llegado a la conclusión de que nunca la oí quejarse, ni hablar mal de nadie, nunca la vi enojada, siempre tuvo la sabiduría de respetar las decisiones de todos nosotros y apoyarnos sin imponer su opinión. Siempre fue ecuánime y muy muy sabia, además de unida a Dios, quizá por eso Él le permitió la gracia de vivir tantos años, con su salud de hierro, rodeada de todos nosotros, y morir también en paz, sin dolor, amada, Estuvo lúcida hasta el último momento, tanto que hasta tuvo tiempo de disponer que la cremaran porque quería que el espacio del nicho en el que ahora descansa alcanzara para todos los que quisieran descansar ahí. La semana antes de morir jugó cartas con todas sus hijas y sus hermanas, comió cuy, recibió llamadas, hizo planes... En fin, su vida fue tan buena que su recuerdo y su ejemplo superan con creces la tristeza que ahora sentimos por su partida.
Es raro pensar que ya no está, que nunca más vamos a verla cuando vayamos a Cuenca, que nunca más recibiremos su llamada por nuestro cumple o nuestro santo, que no me hará nunca más el delicioso motepata con el qeu me mimaba cuando iba a verla, que no nos llegará la funda de caramelos (cada vez más exigua porque cada vez era más grande la familia) con la que nos alegraba las Navidades, que nunca más la escucharé cantar, en fin, es raro y triste saber qeu se fue y que de ella, de su presencia física, queda una cajita con cenizas.
Sin embargo, el recuerdo y el legado que nos deja es enorme, nos deja el cariño con el que siempre nos trató, nos deja su ejemplo de fuerza, de valentía, de sencillez, de discreción, nos queda su familia, esa familia enorme que siempre supo mantener unida, nos quedan muchas muchas cosas, y sobre todo la certeza de que ahora, ya sin intermediarios, ella estará al ladito de Diosito rogándle por cada una de nuestras vidas, como lo hizo todo el tiempo cuando estaba entre nosotros, ella tenía un misal en el que guardaba todas las fotos de su descendencia, y todos los días besaba las fotos de todos nosotros y oraba por cada uno. Por eso yo sé que ahora está con Diosito, mirándonos de cerca, viéndonos vivir. Es un ángel que ahora está ahí cuidando de nosotros. Por eso, a pesar de la tristeza, esta pérdida física tiene su algo de alegría, porque ahora sé que estará siempre ahí, presente y feliz. Que Diosito la cuide y que a nosotros nos dé la fuerza suficiente para seguir su ejemplo y tener una vida tan buena como fue la suya.

martes

¿Loser?

Resulta que siempre he pensado que nací en el lugar equivocado, y cada vez lo confirmo :-) Resulta que mi hermana (que es menor que yo) se acaba de comprar un departamento, bueno, antes ya se había comprado un carro y tiene un superempleo en el que viaja muchísimo. En fin, para el mundo ella es una champion. Y lo es, cada uno es un triunfador a su manera. En realidad yo siempre he admirado lo metódica que es, lo ordenada, lo ahorradora. Y siempre todo el mundo ha admirado lo mismo. Por eso es una champion.

Resulta que yo soy todo lo contrario, soy una champion también, pero de los carpe diem de la gloriosa generación del 78. Ya he dicho varias veces que nunca sé llegar a fin de mes, además, seguramente me ahorraría un montón de amarguras si fuera ordenada, menos dispersa y tratara de ahorrar para mañana. Pero aun así soy una champion porque he hecho con mi vida lo que he querido, he logrado mantenerme sola por muchos años, he tenido triunfos en mi carrera, aunque no tenga el supertrabajo (que no quiero tener), he viajado, he conocido, he amado, me he dado de narices contra el piso, me he vuelto a levantar. Nunca le he tenido miedo a un reto.

Pero resulta que para la mentalidad absurda de los fans de las zonas de confort soy en muchos aspectos una loser, precisamente por esta vida tan carpe diem que me encanta, porque no sé llegar a fin de mes, porque nunca guardo para mañana, porque no me guardo para mañana, porque no me compro un departamento ni me consigo un trabajo maravilloso y estable. Y, últimamente, que ando sensible estas comparaciones me afectan un poco, aunque yo sé que no debería ser así. Solo que me molesta que mis papás y toda la familia se sientan orgullosos de mi hermana (o sea, yo sé que ella tiene mil motivos para que todos nos sintamos orgullosos, yo la amo y la admiro), y me miren a mí como la que está desperdiciando su vida porque se sale de la zona de confort cada vez que puede.

En fin, yo no sé si algún día lo entiendan o se lleguen a sentir orgullosos de mí, seguramente cuando yo dé un paso más fuera de mi zona de confort, sintiéndome orgullosa de mí, mi hermana dará dos dentro de su zona, que es la ideal de todo el mundo. Seguramente ella se case con el novio maravilloso que tiene y todo siga siendo felicidad y confort, mientras yo, si algún día logro reunir plata para comprarme un depar, seguramente me la gastaré en un año sabático lejos de aquí. Carpe Diem.

viernes

...

Hoy me dio ganas de escribir pero no tengo mucho que decir. Todo es aburridamente normal, trabajo todo el tiempo, y eso, trabajo todo el tiempo, no pasa nada más. Sí, la verdad no hay mucho que decir. Lo bueno es que tengo tres trabajos y cambio de aire de vez en cuando, pero no estoy haciendo más que trabajar y eso me alegra y me entristece un poco. Igual, si no hubiera que trabajar, tampoco habría mucho que hacer. Parece que me he vuelto una especie de amiga con buena espalda, todas mis amigas cercanas tienen pareja, y, como novio mata a amiga, ya no tengo planes, excepto trabajar, por supuesto. No quisiera que este post fuera una amarga queja de lo sola que me siento, no, solo es una forma de contar cómo me siento y empezar a ver si entiendo algo. Esta etapa de mi vida tiene cosas buenas, el trabajo es y no lo es, pero que más es que no es, en fin. Estoy tratando de tomar decisiones drásticas, ya lo hice cerrando mi Facebook, ya decidí hacer dieta y estoy cumpliendo, no quiero volver al bar al que siempre voy, y quiero largarme. De hecho, creo que eso es lo único que quiero, largarme, no estar aquí nunca más, buscar un sentido en alguna otra parte, el problema es que para irme a donde sea primero necesito saber quién soy y a quién me llevo de viaje. En fin, no me gusta sentirme así, y estoy segura de que esto pasará, pero no sé cuándo y eso, solo eso, ahora voy a seguir trabajando.