sábado

36

La verdad es que no quiero cumplir 36. Se me hacen muchos muchos años, y sí, sé que estoy joven, pero siento que por primera vez en mis 36 años la edad me pesa. Drama Queen for ever.
Pero aparte de esta extraña sensación de sentir que tengo muchos años, vamos a la evaluación de este año. Ha sido un año muy bueno, muy intenso, demasiado intenso, indescifrable, aún no me doy cuenta de la magnitud del significado de este año para mí. 2013 ha sido el año del viaje, de un viaje largo, muy adentro de mí, muy muy adentro.
Diosito, que es tan bueno y tan generoso, me regaló en abril tres semanas a solas en el paraíso. Tres semanas en Galápagos, sola, que fueron para mí un inmenso regalo. Ese viaje me cambió la vida y me cambió las perspectivas de muchas cosas. Fue un viaje de limpieza, de vaciamiento, en el que tuve la oportunidad de dejar muchas cosas, de renovarme, de volver a mí, aunque lo chistoso de todo esto es qeu no volví a mí, volví a otra, muy distinta, no sé si más grande o más madura, pero muy distinta. Estoy viendo la vida con otros ojos y eso, debo confesar, me alucina pero también me asusta. Ese viaje al paraíso fue el mejor regalo qeu he recibido en mi vida, en serio, porque pasaron tantas cosas adentro, tantas.
Y, bueno, vacía volví. Volví a mi vida, volví a mis cosas y los regalos se fueron repitiendo. Este ha sido un año de sueños cumplidos, de planes realizados, de un aprendizaje constante y vertiginoso. Aparte de mi viaje al paraíso hice muchos otros viajes, he viajado más que en todos los años, he viajado mucho, y ninguno de mis viajes estaba en mis planes hace un año. Esto también es una muestra de lo impredecible que puede ser la voluntad de Dios y lo perfecta que es. Cada viaje que hice fue muy especial para mí, he viajado sola, con amigos, en familia y cada experiencia ha sido única y maravillosa. He conocido mucha gente interesante, me he encontrado con muchos amigos que no veía hace tiempos, he visto cosas hermosas y he besado, al menos he tratado, el corazón de muchas cosas.
En lo profesional también ha sido un año muy muy bueno, de mucha cosecha, un año para darme cuenta de que si se hacen bien las cosas no debo temer porque todo fluye. Diosito me ha regalado muchas oportunidades, una de ellas de mis más ansiadas. Empecé con mi empresa y todo está caminado, este es un tiempo de siembra. No debo conformarme solo con cosechar. Una vez cosechada, la tierra necesita ser sembrada de nuevo.
En el amor, ha sido un año de absoluta calma, de calma chicha. No he conocido a nadie, no he vivido casi nada, es parte, creo yo, de este vaciamiento. Diosito, estoy segura, guarda el vino bueno para el final de la fiesta.
Eso, siento que hay mucho que hacer todavía. Que mi vida sigue sigue y sigue. Estoy un poco cansada, me siento un poco sola, pero sé que todo esto es parte del proceso, es para algo, para que aprenda a valorar y apreciar cada uno de los regalos.
Cierto, este año estuve por primera vez en la  vida en la clínica. Y tuve que estar varios días de reposo donde mis papis. Fue una prueba de lo vulnerable que soy, de que no puedo creerme más que otros, porque al fin soy un humano, y fue también una manera de aterrizar, literalmente.Vivir con mis papis también fue interesante, valoré mucho el poder estar con ellos y tenerles en mi vida.
En fin, este comienzo de año me resulta raro, muy raro, sobre todo porque siento que no comienza nada, sino qeu todo sigue, que la vida está ahí, para ser vivida y que debo aprovechar cada instante. Carpe diem, y feliz camino.

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