viernes

Paranoia

A veces, bueno, casi siempre me decanto por juzgar las situaciones con el metro de las experiencias pasadas. Por ejemplo, desde que me asaltaron, hace ya varios meses, me resulta muy difícil caminar por mi barrio pasadas las seis y media o siete. Siempre camino mirando a todas partes, atenta a cualquier persona que se me medio acerque y cambiándome de acera cada vez que miro a alguien sospechoso. Bueno, claro que por andar así he evitado que me asalten un par de veces más, lo que aumenta la paranoia. Es feo estar así porque ya no te sientes segura en ninguna parte.
El martes, por ejemplo, estaba caminando como a las diez de la mañana por una zona supertransitada y sentí que alguien caminaba muy cerca de mí. Yo empecé a ponerme a la defensiva y a buscar el gas en mi cartera, cuando este señor me dice 'señora', la cosa es que me asusté y casi salgo corriendo. Y solo era un cubano que necesitaba llegar a las oficinas de inmigración. O sea... la situación es patética.
En cuestión de relaciones me pasa algo parecido: tiendo a medir con la misma vara a todos los hombres que pasan por mi vida, me come la paranoia y malinterpreto cualquier descuido. En fin, también es como lo de los ladrones porque pienso que en cada cosa hay una trampa, cuando no es así, gracias a Dios.
Bueno, eso no más.

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