viernes

Inhalar, exhalar y contar hasta cien

Falta un día para que este año tan malo se termine. Estoy aquí con una copita de vino y oyendo una selección de mis canciones favoritas. Y pensando en todas las cosas que tengo que hacer y en todo lo que tengo que dejar, en lo que tengo que dejar que se vaya, en lo que tengo que dejar que pase, en lo que tengo que dejar que fluya, en lo que tengo que dejar que sea... en fin, en todo lo que esta Olivia, patológicamente impaciente debe dejar para poder ser. Últimamente estoy tratando de respirar hondo y contar hasta cien, una vez tras otra. Me cuesta tomarme las cosas con calma, me cuesta muchísimo aceptar que hay mil cosas que no puedo manejar, que no todo depende de mí y de mi buena fe, me cuesta mucho, y esa es la gran lección que me deja este año de mierda: que debo aprender a esperar, que debo respirar y contar hasta cien cada vez que la ansiedad quiera hacer de las suyas, que todo llega a su momento, que los tiempos de Dios son tiempos perfectos y que todo se irá dando y seguirá su cauce. Pero me cuesta aprender esta gran lección, me cuesta no plantarme a gritos frente al altar de la paciencia y mandar todo a la mierda. Y eso que en estos últimos tiempos, en estas últimas semanas de este año las cosas van teniendo configuraciones nuevas, voy sintiendo que la cosecha se acerca y tengo fe, mucha fe. Pero me sigue costando ser paciente, pese a los augurios y a las promesas y al solcito que se asoma después de tanto tiempo por las hendijas de las ventanas. En fin, empiezo este año con esperanza pero como mantra debo respirar respirar respirar y contar hasta cien cada vez que la ansiedad quiera aguarme los planes.

miércoles

Otro ángel en el cielo

Este finde que pasó fue un finde triste, se fue mi abuelita, falleció el sábado de madrugada y no pudimos llegar a tiempo, cuando llegamos ya había muerto. Y fue muy triste. Sin embargo, la certeza del recuerdo y del ejemplo que nos dejó lo que me hace recordarla con alegría. Murió a los 95 años, en febrero la festejamos con un farrón, toda la familia. Solo la familia que se congregaba a su alrededor ya era suficiente para armar fiesta en cualquier parte, tuvo siete hijos, 21 nietos, otro tanto de bisnietos y cinco tataranietos, una descendencia muy grande, de la que siempre fue el centro. Recuerdo que cuando cumplió los 95 ya se puso a pensar en cómo iba a ser su fiesta de los 100. Ella siempre era así, siempre estaba mirando hacia adelante.
Estos días, en los que he pensado mucho en cómo era ella, he llegado a la conclusión de que nunca la oí quejarse, ni hablar mal de nadie, nunca la vi enojada, siempre tuvo la sabiduría de respetar las decisiones de todos nosotros y apoyarnos sin imponer su opinión. Siempre fue ecuánime y muy muy sabia, además de unida a Dios, quizá por eso Él le permitió la gracia de vivir tantos años, con su salud de hierro, rodeada de todos nosotros, y morir también en paz, sin dolor, amada, Estuvo lúcida hasta el último momento, tanto que hasta tuvo tiempo de disponer que la cremaran porque quería que el espacio del nicho en el que ahora descansa alcanzara para todos los que quisieran descansar ahí. La semana antes de morir jugó cartas con todas sus hijas y sus hermanas, comió cuy, recibió llamadas, hizo planes... En fin, su vida fue tan buena que su recuerdo y su ejemplo superan con creces la tristeza que ahora sentimos por su partida.
Es raro pensar que ya no está, que nunca más vamos a verla cuando vayamos a Cuenca, que nunca más recibiremos su llamada por nuestro cumple o nuestro santo, que no me hará nunca más el delicioso motepata con el qeu me mimaba cuando iba a verla, que no nos llegará la funda de caramelos (cada vez más exigua porque cada vez era más grande la familia) con la que nos alegraba las Navidades, que nunca más la escucharé cantar, en fin, es raro y triste saber qeu se fue y que de ella, de su presencia física, queda una cajita con cenizas.
Sin embargo, el recuerdo y el legado que nos deja es enorme, nos deja el cariño con el que siempre nos trató, nos deja su ejemplo de fuerza, de valentía, de sencillez, de discreción, nos queda su familia, esa familia enorme que siempre supo mantener unida, nos quedan muchas muchas cosas, y sobre todo la certeza de que ahora, ya sin intermediarios, ella estará al ladito de Diosito rogándle por cada una de nuestras vidas, como lo hizo todo el tiempo cuando estaba entre nosotros, ella tenía un misal en el que guardaba todas las fotos de su descendencia, y todos los días besaba las fotos de todos nosotros y oraba por cada uno. Por eso yo sé que ahora está con Diosito, mirándonos de cerca, viéndonos vivir. Es un ángel que ahora está ahí cuidando de nosotros. Por eso, a pesar de la tristeza, esta pérdida física tiene su algo de alegría, porque ahora sé que estará siempre ahí, presente y feliz. Que Diosito la cuide y que a nosotros nos dé la fuerza suficiente para seguir su ejemplo y tener una vida tan buena como fue la suya.

martes

¿Loser?

Resulta que siempre he pensado que nací en el lugar equivocado, y cada vez lo confirmo :-) Resulta que mi hermana (que es menor que yo) se acaba de comprar un departamento, bueno, antes ya se había comprado un carro y tiene un superempleo en el que viaja muchísimo. En fin, para el mundo ella es una champion. Y lo es, cada uno es un triunfador a su manera. En realidad yo siempre he admirado lo metódica que es, lo ordenada, lo ahorradora. Y siempre todo el mundo ha admirado lo mismo. Por eso es una champion.

Resulta que yo soy todo lo contrario, soy una champion también, pero de los carpe diem de la gloriosa generación del 78. Ya he dicho varias veces que nunca sé llegar a fin de mes, además, seguramente me ahorraría un montón de amarguras si fuera ordenada, menos dispersa y tratara de ahorrar para mañana. Pero aun así soy una champion porque he hecho con mi vida lo que he querido, he logrado mantenerme sola por muchos años, he tenido triunfos en mi carrera, aunque no tenga el supertrabajo (que no quiero tener), he viajado, he conocido, he amado, me he dado de narices contra el piso, me he vuelto a levantar. Nunca le he tenido miedo a un reto.

Pero resulta que para la mentalidad absurda de los fans de las zonas de confort soy en muchos aspectos una loser, precisamente por esta vida tan carpe diem que me encanta, porque no sé llegar a fin de mes, porque nunca guardo para mañana, porque no me guardo para mañana, porque no me compro un departamento ni me consigo un trabajo maravilloso y estable. Y, últimamente, que ando sensible estas comparaciones me afectan un poco, aunque yo sé que no debería ser así. Solo que me molesta que mis papás y toda la familia se sientan orgullosos de mi hermana (o sea, yo sé que ella tiene mil motivos para que todos nos sintamos orgullosos, yo la amo y la admiro), y me miren a mí como la que está desperdiciando su vida porque se sale de la zona de confort cada vez que puede.

En fin, yo no sé si algún día lo entiendan o se lleguen a sentir orgullosos de mí, seguramente cuando yo dé un paso más fuera de mi zona de confort, sintiéndome orgullosa de mí, mi hermana dará dos dentro de su zona, que es la ideal de todo el mundo. Seguramente ella se case con el novio maravilloso que tiene y todo siga siendo felicidad y confort, mientras yo, si algún día logro reunir plata para comprarme un depar, seguramente me la gastaré en un año sabático lejos de aquí. Carpe Diem.

viernes

...

Hoy me dio ganas de escribir pero no tengo mucho que decir. Todo es aburridamente normal, trabajo todo el tiempo, y eso, trabajo todo el tiempo, no pasa nada más. Sí, la verdad no hay mucho que decir. Lo bueno es que tengo tres trabajos y cambio de aire de vez en cuando, pero no estoy haciendo más que trabajar y eso me alegra y me entristece un poco. Igual, si no hubiera que trabajar, tampoco habría mucho que hacer. Parece que me he vuelto una especie de amiga con buena espalda, todas mis amigas cercanas tienen pareja, y, como novio mata a amiga, ya no tengo planes, excepto trabajar, por supuesto. No quisiera que este post fuera una amarga queja de lo sola que me siento, no, solo es una forma de contar cómo me siento y empezar a ver si entiendo algo. Esta etapa de mi vida tiene cosas buenas, el trabajo es y no lo es, pero que más es que no es, en fin. Estoy tratando de tomar decisiones drásticas, ya lo hice cerrando mi Facebook, ya decidí hacer dieta y estoy cumpliendo, no quiero volver al bar al que siempre voy, y quiero largarme. De hecho, creo que eso es lo único que quiero, largarme, no estar aquí nunca más, buscar un sentido en alguna otra parte, el problema es que para irme a donde sea primero necesito saber quién soy y a quién me llevo de viaje. En fin, no me gusta sentirme así, y estoy segura de que esto pasará, pero no sé cuándo y eso, solo eso, ahora voy a seguir trabajando.

domingo

La maldita montaña rusa

Sí, todo esto de crecer y vivir es como subirse en una montaña rusa y dar ochenta mil vueltas, y gritar y marearte y no querer más, pero a la vez sentir que esa maldita adrenalina es la que te mantiene viva de alguna manera. Hace poco me sentía como escribiendo en cuadernito nuevo, y no he dejado de sentirme así en algunos aspectos, me siento bien porque siento que de alguna manera mi vida profesional va tomando algún rumbo, pero otros ratos siento que debería conseguirme un trabajo con un sueldo fijo, y luego me acuerdo de lo tanto que odio las oficinas y vuelvo a amar mi libertad. Tengo ochenta mil planes, como siempre, y demasiado poca concentración. Quisiera a ratos poder ser como esas personas enfocadas y triunfadoras que van hacia su objetivo y no miran a los lados, yo solo soy una champion que siempre está mirando a los lados y al objetivo y a los lados y al objetivo, y resulta que a veces ya no cacho qué es lo que está al lado y cuál es el objetivo. Y me escucho a mí misma diciéndome que no importa, que ahora sí quiero un amor civilizado, estar con alguien que me quiera y que valga la pena y que si es necesario esperar, espero; y me vuelvo a escuchar, en otra frecuencia, diciéndome que no, que quiero que llegue alguien ya, ahorita, que me apesta esta soledad que tanto amo. Y vienen las vueltas, las subidas, las bajadas, las rectas y luego las bajadas y luego estoy de lado, y veo que el carrito se mueve y alzo las manos y grito y luego pago otra vuelta y luego ya no quiero más. Quisiera ser una mujer enfocada, tener el corazón planito y racional, saber poner todos los puntos sobre las íes, y comerme el mundo, pero solo soy la Olivia, y en días como estos, que se están repitiendo mucho últimamente, solo quiero sentarme a llorar y dejar que el mundo pase con todo y su maldita montaña rusa, cerrar los ojos y alzar los brazos y gritar durísimo, durísimo.

sábado

Uno de esos días

Resulta que hoy es uno de esos días en los que me pregunto dónde puedo conseguir de esos perfumes con feromonas para ver si alguien se me acerca aunque sea para invitarme a un chicle. Hace casi un año que terminé con mi ex y desde ahí no he tenido una sola cita, nadie que me llame, que me invite, una ilusión nada. En general me encuentro bien sin pareja, no es que muera por tener un novio, pero sí me estresa un poco el hecho de nunca hacerme levantes de ningún tipo en ninguna parte. Lo de que soy fea está descartado, igual lo de que soy tonta. Pero no dejo de preguntarme qué soy para que nadie quiera ni siquiera salir conmigo. Veo a mis amigas salir con chicos, conocer gente; cada vez es más frecuente que mis amigas que eran solteras como yo se casen o tengan un novio tras otro, y es como que siento que me voy quedando. Y a eso sumémosle que ya tengo 33 :-(. En fin, hoy estoy chancecito morelia. La cosa es que yo sé que va a llegar alguien, tengo la total certeza, no sé cuándo ni cómo ni por dónde, pero mientras tanto quisiera tener uno que otro levante que me suba los ánimos y la autoestima de vez en cuando. Eso...

domingo

Como en cuaderno nuevo

En la entrada anterior ya dije que este ha sido un tiempo de aprender lecciones. Sigo con eso. Fueron unos meses malos, tristes, estancados, deprimentes, muy muy feos. Pero al final lo estoy superando. También había escrito que una de las cosas que más me ha costado de mi última relación fue perdonarme por haber soportado un maltrato absurdo e innecesario, creo que voy en camino de perdonarme. Hace un par de semanas este tipo al fin me pagó lo que me debía, por fin terminó de hacerlo, y, aunque sé que solo es plata, al fin pude sentir que se cerraba el círculo y sentirme mejor, sentir que hasta ahí llegó el maltrato y que ahora sí puede irse de mi vida para siempre, y espero que sea así.
Por otro lado, hoy L me preguntó cuánto me llevó olvidarme de PJ. Yo no creo que lo olvide nunca, pero a raíz de esto que me ha pasado estos meses me he dado cuenta de que si bien no lo voy a olvidar nunca, que aunque me haya robado a Sabina y a toda mi banda sonora para siempre, me siento por fin capaz de dejarlo ir, de hacer que sea un gran recuerdo, pero solo eso, ya no una esperanza ni un talvez. Ya se puede ir, puede salir al fin de mi corazón y dejar ese espacio para alguien más real y que encaje en mi rompecabezas.
En fin, creo que por fin me siento bien y libre y en paz, por fin siento que puedo soltar los lazos y dejar ir, dejar ir lo malo que tuve y darle a lo bueno que he tenido el lugar merecido e intocable en mi baúl de recuerdos, pero ya no en mi vida ni en mis planes ni en mis sueños.
Eso, me siento como si tuviera un cuaderno nuevo, lista para escribir nuevas cosas, para mirar hacia mí y hacia adelante en este camino.

Berrinches

Este último tiempo ha sido un tiempo de aprender lecciones, muchas lecciones, en cuanto a cómo manejar mi vida y llevar mis relaciones. Espero haber aprendido la lección y ser lo sufiientemente fuerte como para no volver a tropezar con las mismas piedras. En general me siento tranquila, más contenta conmigo misma y más grande; sin embargo, a ratos me dan berrinches como a niña chiquita. Siempre he tenido un problema con la paciencia, siempre he sido demasiado impaciente, aunque la vida siempre me ha enseñado que la magia, el encanto de los regalos está en el saber esperar. Esa es una lección que no aprendo. Siempre me ha tocado seguir caminos largos, siempre les he encontrado sentido, sí, pero no terminan gustándome del todo. Ahora mi gran pregunta es si de verdad habrá alguien para mí, mi gran certeza es que hay alguien para mí, pero este es un camino largo que a ratos no me gusta. No suelo ser de las personas que se quedan a esperar que las cosas le lleguen, no, siempre he ido por ellas precisamente por mi impaciencia, pero sé que hay cosas que no están en mis manos y que no puedo salir a buscar. Tampoco voy a poner mi vida y mis esfuerzos en función de encontrar a alguien pero quiero que llegue, y lo peor es que no sé cómo hacer para que venga ni para traerlo desde el planeta en el que está. He tenido muchas experiencias con todo tipo de hombres y cada vez siento que el que es para mí está demasiado lejos porque no puede estar entre tanta mierda que me he encontrado. Quiero creer que el amor existe, que hay alguien para mí, quiero vivir con esa certeza pero no hay respuestas de ningún tipo. Eso, hasta aquí el berrinche.

jueves

Ansiedad

Según san DRAE, la ansiedad es: "Estado de agitación, inquietud o zozobra de ánimo" y "Angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, sobre todo a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos". Y ansiosa es como me siento. Últimamente ando con mucha ansiedad, una ansiedad que no me deja ponerme en mi puesto, que me hace hacer mil cosas y ninguna, que me hace morir de hambre, querer comerme todo, chequear el Facebook cada cinco minutos, ir de aquí para allá sin concentrarme, en fin, no me hallo aunque me busco, claro que sin mucho afán. Estoy en una etapa rara de mi vida, pero siento que no puedo darme el lujo de dejarme ganar por la ansiedad sino que debo ir con calma, midiendo los pasos, planificando, pero me cuesta, me cuesta muchísimo y no sé por dónde empezar a recoger las fichas y armar el rompecabezas que es mi vida. Me pongo ansiosa de pensar que tengo 33 años y que todo es un desastre: mi economía, mi corazón, mi casa, y me viene la angustia, que también es un tipo de ansiedad. Y así sigo, tanto que la ansiedad se me nota en la cara porque el acné ha vuelto como cuando era adolescente.


Este finde que pasó estuve en la playa, fueron cuatro días de relax total, en los que me entregué de lleno al descanso y a la paz, y, claro, mi cara mejoró y mis ánimos se apaciguaron un poco, pero volví a la ciudad y volvió la ansiedad. En fin, espero que pase pronto, debo buscar un lugar para concentrarme y encontrarme. Se aceptan sugerencias. Peg.o aquí una canción de Bebe que dice muy bien cómo me siento

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miércoles

Sobrecalificada

Creo que desde hace algún tiempo es así como me siento: sobrecalificada. Al menos es esa la explicación que encuentro para que ciertas cosas estén como están. Estoy sobrecalificada profesionalmente: nadie quiere contratar a alguien con dos maestrías y mi currículum, ¿por qué?, pues porque no pueden pagarme lo que pido y que sé que merezco. No he me he sacado la madre en mis estudios y en el trabajo durante tantos años para terminar trabajando ml horas y ganando un sueldo mediocre. Así que, bueno, en varios sitios ya me han dicho que les encantaría tener a alguien como yo pero no pueden pagarme ni contratarme: estoy sobrecalificada.
Siento que para las relaciones me pasa lo mismo: también estoy sobrecalificada. Creo que a estas alturas de la vida no puedo aceptar tampoco una relación mediocre en la que no se tome en cuenta todo lo que valgo. Además, a medida que una va creciendo y va aprendiendo, y va ganando en experiencia y en autoconocimiento también se vuelve de alguna manera más exigente y espera encontrar por lo menos a alguien con valores parecidos y con planes similares. También es cierto que muchos de los hombres que podrían ser para mujeres como nosotras buscan mujeres menos calificadas: más maleables, con menos personalidad, con menos preparación, lamentablemente aquí el machismo todavía es alarmante.
Entonces, estoy sobrecalificada, sola y cuasidesempleada.
El problema es que la manera de combatir esta sobrecalificación es seguir calificándose. O sea, si no consigo trabajo me toca poner una empresa o prepararme mucho más para poder acceder algún día a mejores cosas. Si estoy sola, pues también me califico más: aprendo a ser más independiente, me cuido para verme linda, disfruto de mi soledad, me sigo sobrecalificando. Así que es un problema y un círculo vicioso. Obvio que no es tan patético, más bien es hermoso, es mirarme al espejo y verme cada día más linda, es actualizar el currículum cada cierto tiempo y sentirme orgullosa por mis logros.
Yo sé que algún día todos mis esfuerzos serán premiados, que tendré el trabajo ideal con el sueldo soñado, que no tendré que sufrir más por dinero porque he trabajado duro para eso. Sé también que algún día encontraré al hombre que se sienta orgulloso de andar conmigo, alguien junto a quien pueda seguir creciendo. Mientras tanto, a seguirme calificando, a ratos parece tan lento, tan largo, tan cuesta arriba, pero sé que desde arriba siempre se ven los mejores paisajes y se tiene la mejor perspectiva.

jueves

Los perdones

Creo que ya he hablado varias veces de mi última relación, esa que no me dejó en realidad nada bueno. Es verdad, trato de pensar en los momentos buenos que pasé con este tipo y de seguro los hubo, pero no los recuerdo. De hecho, lo único que extraño a veces de él es a su linda familia, no a toda por supuesto, pero sí a sus papás, su hermana, su abuela y su sobrino, y ya. Últimamente he pasado muy deprimida, estoy en una mala época, en parte porque odio estar pobre y en parte porque siento que nada avanza en mi vida, y he pensado mucho en esa última relación y en lo que todavía arrastro de ella. La cosa es que cuando pienso en ese tiempo pienso que fui una mujer maltratada, no físicamente, pero sí recibí muchísimos golpes sicológicos, muchos más de los que yo merecía, este tipo fue un pendejo que lo único que hacía bien era herirme y tratarme mal, y yo aguanté, no sé por qué, pero aguanté. Y al final, gracias a Dios, terminó. Pero no puedo quitarme la idea de que fui maltratada y que en parte lo sigo siendo porque este idiota todavía me debe plata y yo sigo insistiendo para que me pague porque necesito esa plata y porque ya le regalé demasiado. La cosa es que he pensado mucho en esto del perdón, y en que quizá de alguna manera ya le perdoné a este man porque no me importa, porque más bien me hizo un favor al irse. Lo que creo es que no me he perdonado a mí misma por haber aguantado casi un año de tanta tontera, por haberme dejado maltratar y herir y pisar el poncho, en fin, por haber desperdiciado como idiota mi tiempo, mi dinero, mi cariño. Y a veces perdonarse a una misma es lo que más cuesta, es mucho más difícil porque una espera más siempre de quien más quiere y yo esperaba más de mí. Espero, ahora que entiendo a quién debo perdonar de verdad, poder curarme y perdonarme y seguir, y haber aprendido la lección.

domingo

Entre la valentía y la insensatez

Resulta que hace algo así como un par de meses sufrí de una sobredosis de Sabina, un viernes en que no tenía planes, y me dio por escucharlo y tomar pisco. La cosa es que gracias a Sabina y al pisco me atreví a escribirle un mail a PJ en el que le decía que pese a todo el tiempo que no sabemos del otro no quiere decir que no le recuerde siempre con cariño. Y PJ respondió y me dijo que el sentimiento era mutuo y que él también siempre me recordaba pero no había tenido la valentía de escribir un mensaje y decírmelo. Desde ahí hubo varios mensajes medio pendejos en los que fue lindo saber del otro pero no nos dijimos mucho, al menos ninguno insinuó siquiera la posibilidad de volvernos a ver. Luego la cadena se rompió (PJ ya no tuvo nada más que decir) y ahí quedó todo. Hace algunas semanas lo volví a ver, a la distancia, y seguí caminando. Una semana después de eso lo volví a ver en la misma esquina, a la misma distancia y lo saludé de lejos, él hizo lo mismo, pero seguí caminando, no caminando, casi empecé a correr, cuando bien pude haberme quedado esperando que cruzara el semáforo para conversar y oír su voz a los tiempos, pero no lo hice, corrí. Y, claro, a la semana siguiente volví a pasar a la misma hora por la misma esquina y ya PJ no apareció. Parece una historia adolescente, pendeja, platónica, y tal vez lo es. La cosa es que esto me puso a pensar entre cuál es el límite entre la valentía y la insensatez, si de verdad fue valiente volverle a escribir o más fue insensato de mi parte, si de verdad PJ fue cobarde por no haber escrito nunca un mensaje, o si solo fue sensato. No sé, la cosa es que por más que me muera de ganas de abrir la puerta, por más que el corazón quiere escribir y esperar en la esquina no lo hago y no por miedo, sino porque me pregunto qué sentido tendría. En fin, ¿de verdad cuando abrimos puertas herméticamente cerradas somos valientes o solo somos unos insensatos que nos empeñamos en despertar fantasmas?

Nunca supe llegar a fin de mes...

Hay una versión de Contigo, de Sabina, en la que esta parte, que en la original dice "no me pidas llegar a fin de mes" se cambia por "nunca supe llegar a fin de mes", y es la parte con la que más me identifico. Nunca he sabido llegar a fin de mes, en ningún aspecto. En lo económico soy un desastre, plata que llega a mis manos es plata gastada. Nunca guardo para mañana, no tengo colchones ni dinero en la cuenta ni planes, nunca sé qué hago con la plata, pero sé que la disfruto, nunca me niego un gusto, y, claro, a fin de mes estoy sufriendo porque estoy pobre, porque no tengo para pagar las deudas, porque me falta dinero, pero vuelvo a tener plata y no puedo llegar a fin de mes...
En el resto de cosas me pasa lo mismo. Nunca guardo nada, siempre me gasto todo a manos llenas, sin importar si después me quedo pobre y deprimida porque me quedo sin nada. Cuando estaba con PJ (sí PJ, siempre PJ) Contigo era nuestra canción y ahora que pienso en ella me doy cuenta de que en esa relación tampoco supe llegar a fin de mes, nunca. Siempre derroché el amor, sin guardarme nada, sin pensar que de pronto iba a necesitar un poquito para las noches frías dos años después, nada. Siempre he sido una botarate, una botarate de plata y de cariño y de sentimientos, siempre he sido de esas personas que dan todo, que se gastan todo sin pensar en el frío de después o en el dolor de después o en la pobreza de después. Cuando tengo algo me lo gasto todo, sin pensar en el después. No sé si eso sea bueno o malo, solo sé que esta etapa de ahora es ese fin de mes que me estresa, me estresa porque todo en mí está vacío: el bolsillo, el corazón, las ganas.
Lo bueno es que sé que todo esto siempre son etapas, que ya mismo me pagan y acabaré con todo. Que algún día, cuando PJ termine de irse, va a llegar alguien con quien me gastaré todo lo que sienta, sin esperar, sin pensar. Ojalá también apareciera el genio de la lámpara y me otorgara el don de la riqueza inacabable :-)

viernes

Responsabilidades ajenas

Siempre que termina el semestre pasa lo mismo: llueven los mails, los ruegos, las llamadas de mis alumnos para que les suba puntos o les 'ayude' a pasar la materia. Es que verá, profe, si me quedo pierdo la beca. Es que esta es mi tercera matrícula y si me jalo ya no estudio más y me tengo que ponerme a estudiar. Profe, tengo que pasar con A porque si paso con B se me arruina el cárdex, etc., etc., etc. Todos estos ruegos para tratar de chantarme a mí la responsabilidad por la pérdida de la beca, por tener que estudiar, por pasar con B, etc. Es que parece que estamos muy acostumbrados a responsabilizar a otros de lo que es nuestra responsabilidad, obvio, es más fácil. Resulta más fácil que la profe sea la responsable porque yo no haya pasado que yo, que no me esforcé lo suficiente durante todo el semestre.
Y, claro, lo que más me molesta de todo esto es que siempre hay una autoridad que te pide que seas buena gente y le acolites al pobre guagua, qué desgracia, como que yo fuera la mamá del guagua. Al final todo se vuelve un círculo vicioso porque si ayudas estás haciéndote cargo de responsabilidades ajenas, pero mi caso no es ese, creo qeu con el tiempo una aprende a no hacerse cargo de los problemas de otros, al menos en el caso de mis pequeños.
Espero poder aprender esta lección también en otros aspectos de mi vida, en mi última relación me hice cargo de los problemas de mi ex y me fue mal, muy mal...

lunes

Olivia multiproyectos

En realidad ahora debería estar haciendo alguna de las mil cosas que tengo que hacer. Para variar ando metida en mil ocupaciones, soy la Olivia multriproyectos. Siempre he sido así, desde chiquita me metía en cuanto grupo podía haber y en cuanta actividad surgiera, gratuita por supuesto porque mis papás nunca tuvieron para meterme a ballet ni música ni a canto ni a nada de eso.
Me gustaba tanto meterme a todo que una vez, en primer grado, una de mis profes me dijo en mal tono que era una comedida y me resentí a morir por el insulto, yo quería estar en todo. Así fue que alguna vez fui scout, monaguilla, pastorcita en Navidad, lectora en todas las misas, representante del grado al concurso de ortografía, representante del spelling, poeta, cuentista, etc., etc., etc. En fin, si no ando metida en mil cosas no soy yo. He oído que eso de estar en mil cosas es un poco falta de autoestima porque no se puede decir no, bueno yo nunca he sabido decir no, aunque ahora estoy aprendiendo.
La cosa es que, para variar, ahora soy ochenta mil cosas, ochenta mil Olivias: la profe, la estudiante, la correctora, la lexicógrafa, la periodista, la bloguera, mil cosas. Y pese a que ahora soy muy dueña de mi tiempo a ratos no alcanzo a hacer nada. En parte porque no me basta ser multiproyectos reales, soy también multiproyectos fantasía, la divagación es mi vida paralela y no me concentro tan fácilmente.
He aprendido mucho con las ochenta mil cosas que he sido y que soy, y me gusta porque no solo aprendo y conozco gente sino que me conozco y me aprendo, pero a veces creo qeu también es una manera de huir, si tuviera tiempo libre realmente libre tendría que enfrentarme a la única Olivia que se divide en todas y no sé si me llegue a gustar, al menos como está ahora.
En fin, este post ha sido una divagación completa, como la que tengo en mi cabeza todo el tiempo. La verdad es que para ser ahorita esta Olivia bloguera tuve que esconderme de la Olivia profe, que tiene que preparar un curso virtual para ya pero tiene pereza de empezar. Lo malo es que por el momento esa es la Olivia que da de comer a las otras Olivias, así que creo que hoy no voy a poder huir de ella.

domingo

Nostalgia de Olivia

He dejado de escribir en el blog. Tengo muchas cosas que decir, pero nunca encuentro las palabras. Por eso siento nostalgia de la Olivia que empezó a escribir y que tenía tanto que decir. Ahora hay tanto, pero no hay cómo y me da un poco de penita. Me puse a repasar los posts que he puesto desde que empecé el blog y han pasado tantas cosas: cambios de casa, novios, romances, dolores, alegrías, planes, amigos, idas, venidas, viajes... en fin, muchas cosas, y me pregunto dónde está Olivia ahora. A veces me siento en ninguna parte, como que la vida no avanzara o como que avanzara pero sin mí, como si me estuviera quedando como simple espectadora de todo, como esos espectadores que van al cine a ver lo que sea porque lo que quieren es estar ahí, mirando cómo la vida pasa frente a sus ojos sin tomar partido. Me siento así, con las cosas pasando y yo quedándome, y quedándome sin ganas de ir, ni de ser ni de estar.
Tengo nostalgia de la Olivia que podía reflexionar y escribir y decir y decirse lo que iba sintiendo, porque de esa manera desmadejaba los hilos mentales que se iba armando. Ahora tengo hilos mentales en todas partes, siento una madeja enorme en el corazón y no tengo ni idea de cómo hacer para desmadejarla. Sé que una de las palabras es voluntad, pero me falta.
Espero que pronto pase todo esto, que algún rato alguien salga de la pantalla y me obligue a ser parte del filme, seguramente ese alguien deberé ser yo misma, la Olivia que siempre ha salido sola, la que no se ha dejado nunca, la que es.
Eso, mientras tanto trataré de seguir desmadejando todos estos miles de hilos, y poco a poco ir separando los colores y las texturas para luego sí ponerme a tejer algo decente y que me guste y que tenga ganas de usar.

viernes

Puntos suspensivos

Hace mucho tiempo que no escribo nada en el blog. No es que no tenga qué decir, sino que es una de esas épocas en las que no aparecen las palabras. Hoy me dio ganas de volver. Desde el último post no ha pasado mucho: mi ex no quiere irse y siempre está pululando por ahí, yo no respondo las llamadas ni los mensajes, yo sigo con la firme intención de que esto se acabó y quiero que así sea. No sé si él sigue insistiendo porque de verdad me ama o es un capricho, yo pienso que se trata más de lo segundo. O no sé... Yo no dejo nunca de pensar en PJ y tampoco sé si es que lo que sentí fue tan fuerte o un capricho, o la maña de pensar en alguien que no está para no hacerle frente a la realidad. No sé... Hay tanto que no sé. Ayer salí con un amigo a tomar unos tragos y yo le contaba que estoy en esta época en la que no quiero nada con nadie, nada de nada, ni sexo ni amor, ni dramas ni esperanzas, ni sonrisas ni bailes, nada. Y su conclusión fue que estoy deprimida. No me había puesto a evaluar esa posibilidad, más bien he pensado que se trata de una etapa de transición, pero ¿será que este no querer nada es una especie de bloqueo que me he puesto para no admitir que me siento mal? No lo sé... no sé si quiero ahondar en esto tampoco. En realidad no me siento tan mal con mi nueva soltería, a veces sí, cuando necesito un abrazo o un poquito de subida de autoestima, y, claro, me despierto por el lado equivocado y me pregunto si soy tan fea para que nadie quiera invitarme ni siquiera un chicle. Creo que no extraño tener un novio, lo que extraño es tener levantes, alguien que se preocupe por mí y me haga sentir especial, y mientras eso pasa el reloj biológico sigue avanzando. Eso, estas reflexiones son solo botellas al mar. Luego vienen, por el momento, los puntos suspensivos....

martes

Réquiem

Bueno, en primer lugar, aquí nadie se ha muerto, soy solo yo que he prometido cambiar de piel. No hice mi clásica evaluación bloguera la semana pasada por mi cumpleaños, pero voy a hacerla hoy porque he decidido que hoy van a morir muchas cosas y que este año nace una nueva Olivia. Salud por eso.
2010 no fue un buen año, creo que ha sido el peor año en mucho tiempo. Las cosas no salieron como las quería. Terminé con mi novio porque decidí qeu iba a dejar de dejarme pisar el poncho para siempre. No fue una relación buena, es triste pero no recuerdo muchos momentos buenos de ese año, solo peleas y manipulaciones y abusos y más peleas. Solo me queda el hartazgo y la falta de voz, no fue bueno. Por eso es lo primero que voy a dejar morir, a esa Olivia que se dejó y que no tuvo la valentía de decir hasta aquí cuando era el momento, sino qeu dejó las cosas pasar hasta que el final fue triste. Sin embargo, digamos que me siento bien porque al final rompí con todo eso y me porté fuerte. Quiero que muera la insistencia de mi ex, que mueran sus actitudes infantiles y que nunca más me tope nada que tenga que ver con él.
En este año también he recordado mucho a PJ, de hecho me di cuenta de que me amarré con mi ex porque necesitaba que lo de PJ terminase, porque me dejé llevar por las palabras bonitas que PJ no me dijo, por los planes que nunca tuve con él. Por eso hoy también debe morir PJ, con todo lo qeu significa, con el amor que le tuve y le tengo, y con toda la falta de compromiso y esa Olivia emperrada que no quería aceptar que todo había terminado y que no la querían igual.
En este año que pasó las cuestiones del dinero también fueron tristes, en primer lugar no me renovaron la beca, tengo pocas horas en la U, tengo gente que me debe dinero. Quiero que muera esta incertudumbre de no tener dinero para cumplir mis planes, que muera el despilfarro, que desaparezca para siempre la zozobra, que mueran las deudas que tengo y que tienen hacia mí. Que mueran los malos trabajos en los que no valoran mi capacidad, que muera la ingenuidad, el creer tanto en todos.
Este año me dejé ver la cara de ingenua, quiero que muera la Olivia ingenua, la que se deja abusar, la buena, la que siempre está para todos y para todo. Me dolió mucho la estafa de mi primo con lo de la revista. Me dolió que mi ex abusara de mi generosidad, que no me devuelva la plata que le presté, que haya visto en mí la madre que no soy. Estoy harta de ser ingenua y demasiado buena, de decir sí a todo como si decir no fuera un delito.
Algo que también quiero que muera de mí es la falta de voluntad y la pereza, yo estoy muy consciente de que soy una mujer maravillosa, una champion, y tengo planes alucinantes que a veces no me atrevo a cumplir. Necesito que muera esta mujer que no lleva a cabo las cosas, que muera la vagancia, la falta de empuje, la inconstacia, la pereza.
2010 ha pasado y no me da pena de que se haya ido, obviamente me quedo con las lecciones que me ha enseñado, con los amigos que comparten conmigo el camino, con los logros pequeños pero logros al fin, con los planes cristalizados, con las puertas abiertas. Cierro, eso sí, la puerta del miedo, mato al miedo y empiezo este año capicua para mí con la mirada enfocada en mí misma, en Olivia, en la champion qeu soy. Espero haber aprendido las lecciones.