domingo

Manía de correr

Vuelve Olivia Gump, solo que esta vez no hay ningún incentivo amoroso en la carrera que ha emprendido. Olivia Gump ha superado los obstáculos, al menos los ha dejado de lado, y se ha embarcado en nuevas y emocionantes maratones. Pero, eso sí, no ha perdido la manía de correr.

Pues sí, no he perdido la manía de correr. Me he dado cuenta esta semana. La vida va a un ritmo demasiado vertiginoso, tan vertiginoso que cuando camino por la calle me sorprendo corriendo. Sí, no estoy exagerando. De pronto me doy cuenta de que camino rapidísimo, de que corro. Y no solo es cuando camino. También pasa cuando como o cuando escribo, también cuando leo o cuando doy clases. Es impresionante lo rápido que voy y lo corto que me parece el tiempo.

Es como si hubiera descubierto que el secreto de la vida consiste en volar. Volar aprovechando cada milímetro de cielo disponible. Volar cubriendo con tu sombra absolutamente todas las parcelas de la tierra. Volar de tal manera que tanto los pájaros como los hombres perciban de ti únicamente un halo. Volar, volar tanto y tan rápido que si alguna vez llegas a casa solo sueñes con alzar el vuelo otra vez.

Sí, correr y volar. La vida es demasiado corta como para detenerse. Hay millones de cosas que hacer y muy poco tiempo. Hay mucha gente que ver, muchos cielos que visitar, mucha vida que descubrir. No creo que esta manía me mate, al contrario, me impulsa y hace que cada una de mis metas sean solo eso, metas. Y saber que lo bueno de llegar a la meta es tener la certeza de que luego tendrás que alcanzar otra.

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