lunes

Ya lo sabemos, todos tenemos un poco de miedo

Empiezo con esta parte de una canción de Árbol (que ya publicaré en La banda sonora de lo que viví) que ilustra muy bien lo que me está pasando. Para variar tengo miedo, no miedito, no, tengo pánico, terror, estoy asustadísima. Bueno, no exageraré, siempre soy muy dramática en estas cosas, pero tengo mucho miedo: volvió el oasis.

Sí, volvió, y aunque sepa que los oasis son espejismos tengo otra vez la tentación de quedarme y es eso lo que me asusta mucho. Ayer se instaló otra vez en mi vida, o soy yo la que volvió a él después de caminar en círculos por el desierto. Y fue hermoso, hermoso como siempre es. Fue un regalo maravilloso que compensó toda la espera y las lágrimas, pero que también me dejó temblando.

Mientras estaba ahí, acostado a mi lado, durmiendo conmigo, haciéndome sentir otra vez que al fin he vuelto a casa, no podía dejar de pensar en todo el miedo que tengo de que se vuelva a ir, de que vuelva a dejarme otra vez 'abrazada a una duda en mitad de la calle y desnuda' (como diría Sabina), de que cuando despierte me encuentre nuevamente con que he despertado en el desierto y ya, y, lo peor de todo, que yo misma lo he buscado.

No sé qué hacer, supongo que seguiré viviendo el sueño y cruzando los dedos y haciendo el mayor esfuerzo para que ahora sí funcione y se quede. Sí, todos tenemos miedo, yo sé que él también tiene miedo, yo lo sé, yo sé que ambos tenemos miedo de volver a enamorarnos de alguien más, de correr el riesgo de que otra vez nos boten, de que nuevamente no funcione. Ay, habrá que dejar a un lado la cobardía, solo espero que ojalá estemos juntos en esto.

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